sábado, 8 de octubre de 2011

``Fiestas de toros y cañas de la Caracas de ayer"

Si bien hoy día esta práctica causa polémica, comparto con ustedes la reseña que encontré en los archivos de El Nacional,  como referencia historica de la Ciudad.


"Caracas siempre tuvo noble solera taurina El Ávila acunó a la Fiesta Brava en nuestro medio, donde ejerciendo la táurica crítica reiteradamente destacaron colegas que a través del tiempo dejaron huella de su paso en páginas de diarios y revistas especializadas, se hace notorio el escaso número de periodistas y escritores que vieran debidamente estimada su actividad y desvelo con relación a la plausible búsqueda, cuidadosa y metódica, destinada a cumplir función recopiladora, dirigida a desentrañar el pasado con vocación de historiadores. Por eso se acrecienta el mérito de Antonio Landaeta Rosales, quien, al parecer, deplorablemente dejó inédita su obra que titularía Los Toros en Caracas; no apreciamos debidamente a Guillermo Meneses, que en función de Cronista de la Ciudad se interesó por el taurino tema, ni a Héctor Parra Márquez, que lo trata en su libro Sitios, sucesos y personajes caraqueños. En parecidas circunstancias quedó Enrique Bernardo Núñez, compatriota ejemplarizante por su preocupación ciudadana, y como ellos Carlos Salas, cuya obra divulgativa de hechos y sucedidos no sólo se refiere a toros y toreros, sino al teatro, la música, y otras disciplinas que con él contaron hasta el luctuoso día de su desaparición física. Hemos mencionado sólo algunos de los que escribieron para dejarnos, como valiosa herencia, su inapreciable trabajo, orientador y útil, sin medida ni cese en el tiempo. HACE CUATRO SIGLOS TOROS POR SANTIAGO Gracias a tan estudiosos compatriotas podemos aseverar que una vez establecido el Gobierno de Caracas se realizaron las ``fiestas de toros y cañas'' con notable frecuencia en la recién fundada ciudad, como consta en Actas del Cabildo caraqueño que datan, según el Cronista Guillermo Meneses, desde enero de 1573, ``cuando Caracas tenía seis años de edad''. Y el inolvidable Carlos Salas en su libro Los Toros en Venezuela, -obra indispensable en toda biblioteca taurina nacional-, agrega que en la Ciudad de Santiago de León de Caracas eran imprescindibles estas fiestas en todo acto de conmemoración religiosa, o de otra índole, siendo nombrados por el señor gobernador los capitanes que habrían de organizar dichos festejos, señalando entre las principales y de mayor significación las de Santiago Apóstol, San Mauricio, San Sebastián y San Jorge, abogado de la ciudad desde el l3 de junio de 1594. CELEBRARON CORRIDAS EN PLAZA CAPITALINA Ya el 5 de octubre de 1755, según nos ilustra el referido autor, al tratar el mismo tema en La Fiesta Brava en Caracas, editada por el Concejo Municipal del Distrito Federal con el subtítulo de Cuatro Siglos de Historia, fue expedida por el Buen Retiro la Real Cédula que autorizaba las corridas de toros, para que su producto fuera destinado a la reconstrucción del reloj principal, y que fueron celebradas en la plaza de San Jacinto. Años después, el 7 de septiembre de 1770 -informa la misma fuente- se reunieron en Cabildo los honorables caballeros Diego José Monasterios, Francisco de Ponte y Mijares, Martín Pérez, licenciado Diego Ovelmejía, José Galindo, José Rafael Tovar, Juan Félix Lira y Manuel Clemente y Francia. Expusieron al señor gobernador estar en posesión de Real Cédula que los autorizaba a pedir licencia para la celebración de corridas de toros en la ciudad, cuyo arbitrio sería destinado a la reconstrucción del Palacio de Gobierno y sus oficinas, hasta perfeccionarlo. Diríamos que eran hombres con vocación de servicio público, preocupados por su ciudad, y así se les recuerda todavía. Quiera Dios que la Historia pueda decir lo mismo de nuestros munícipes contemporáneos con responsabilidad de salvaguardar cuanto atañe a Caracas y su tradición. CAPI-COPLA: Díjole la altiva palma/ al Guaire capitalino:/ Mi sino es de altura y calma;/ raudo y largo tu destino."


15 de junio de 1977


2/02 Es inaugurado el Gran Circo Metropolitano, situado entre las esquinas de Miranda y Puerto Escondido, obra promovida por el empresario Pedro Salas Camacho y proyectada por el arquitecto Antonio Malaussena. El edificio, construido en madera sobre una estructura de hierro, posee un ruedo de 36 metros de diámetro y tiene capacidad para 4.000 espectadores en tendidos, palcos y pasillo; es la principal plaza de toros de la ciudad hasta que, veinte años más tarde, es construido el Nuevo Circo de Caracas (SALAS, 1978: 39; ZAWISZA, 1986: 44)





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